Jugar no es lo opuesto de trabajar.
El aburrimiento lo es.
El juego comenzó a separarse del trabajo en el ingreso a la escuela primaria donde teníamos varias horas de clase y algunos pocos recreos. Quien no recuerda a su maestra diciendo: ¡A jugar en el recreo, ahora vamos estudiar!!
Y eso continuó durante todo el ciclo escolar… (por suerte la educación ha cambiado..)
Luego la separación se profundiza en el mundo laboral: ¡Señor: Acá venimos a trabajar, no venimos a jugar, Si quiere jugar vaya a su casa!
Y así, finalmente se instaló la oposición del juego vs el trabajo.
Pero lo opuesto del juego no es el trabajo, sino el aburrimiento, la rutina, la falta de curiosidad y de creatividad.
Jugar es conversar, es negociar, jugar es disfrutar, jugar es aprender, jugar es descubrir, es innovar, jugar es crecer y vivir.
Jugando se hicieron grandes descubrimientos y avances. Jugando debemos cuestionar todas las reglas, todos los supuestos, debemos preguntarnos: ¿Qué pasaría si….?
Debemos ser observadores críticos de la realidad, dejar volar la imaginación, ver al mundo desde lugares donde nadie se atrevió.
Porque jugar también es subir a un escenario, ser un actor, un artista, tocar un instrumento musical, jugar un rol.
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